sábado, 18 de septiembre de 2010

Traidores, ladrones y mafiosos



Mauricio Pereira y Maximiliano Calzada no firmaron contrato con Nacional, y todo indica que no van a firmar. Quedarán libres a fin de año y Nacional saldrá perdiendo por donde se lo mire. Perdemos a dos jugadores con gran futuro y perdemos muchísima plata, millones. Cosas que el club necesita para seguir escribiendo la historia.



Los responsables de esta movida mafiosa son Paolo Montero, Gustavo Méndez y Ricardo Canals. Juntos formaron una empresa, Pro Fútbol, y su principal objetivo es enriquecerse a costa de Nacional y de los demás equipos y jugadores del fútbol uruguayo. Gente que comió por años de la mano sucia del fútbol italiano, cuna de la mafia y la corrupción en el deporte mundial. Partidos y campeonatos comprados y arreglados, lavado de dinero, drogas y prostitución.

La cantidad de jugadores uruguayos que son vendidos al exterior en cada período de pases es enorme. Pero los equipos que los forman, les dan techo, comida, y les hacen un nombre en el ambiente del fútbol se llevan un porcentaje mínimo del dinero que se mueve en esos pases. Los equipo venden su patrimonio al bajo precio de la necesidad. Un 30% por acá, un 50% por allá, cuando los jugadores son botijas que no jugaron ni dos partidos en primera. Si en el futuro son cracks, a llorar al cuartito, porque vos me lo vendiste y ahora yo lo vendo a Italia por quince veces más que lo que te pagué por la ficha y me quedo con toda la plata, y de paso le devuelvo un par de favores a la mafia italiana. Como mi amigo Danielito Fonseca. Y sino no renuevan, y cuando queden libres los coloco en México, y de paso empiezo a tender puentes con los carteles. Y los equipos desde hace años se ven obligados a vender rápido y mal para llegar a fin de mes, para pagar los sueldos, para pagar deudas para poder jugar los campeonatos.

Y no sólo hay contratistas que se llenan de oro. Hay pibes a los que se les promete llenarlos de oro. Y ahí se ven los que juegan por la guita y los que juegan por amor al fútbol y a la camiseta. Calzada y Pereira se acercan cada vez más al primer grupo, los que juegan por un sólo color: el verde. ¿Y qué pasa si terminan como Cardaccio, Viudez, Fornaroli, Arismendi, Flores, Porta o Lodiero? Todos mal vendidos, sin jugar en Europa o volviendo a Uruguay o quedando sin club o quedando en el olvido. ¿Qué pasa si sus representantes, y ellos mismos, se cagan la carrera por un puñado de euros? No importa porque las lacras ya hicieron su negocio. Pierden los que quieren bien al fútbol. Y ganan los peseros, los mafiosos, los que lavan plata a costa de los pibes. Y los equipos se mueren de hambre. Y el fútbol uruguayo seguirá sin chances de volver a ser el de antes.

lunes, 19 de julio de 2010

I just made a giant masterpiece for all the world greatest newspaper nerds

Gracias a las mentes brillantes de Cracked me encontré con este video.



Este personaje pasó a la historia de la televisión por interrumpir la señal de dos canales de televisión de Chicago en el año 1987, usando una máscara de un personaje publicitario de Coca-Cola llamado Max Headroom.



El primer ataque se dio en medio de un programa de noticias en WGN-TV. En la primera versión del video no se escucharon las palabras del pirata. La segunda vez tuvo más éxito. En el medio de un episodio de Doctor Who en WTTW la señal se interrumpió y apareció el mismo video, esta vez con sonido.



Hay varias características que hace que este video sea particularmente perturbador, incluso para los estándares de la generación YouTube: 1) No hay coherencia alguna en la secuencia de frases que emite en esos 2 minutos de absoluta locura. Hay un palo a un conglomerado de medios de Chicago, una referencia a un viejo programa de televisión y un chiste con un slogan de Coca-Cola y una lata de Pepsi, todo con una voz distorsionada. En el medio, varias frases inentendibles por el ruido de fondo. 2) El tipo se mueve como si estuviera en medio de un viaje de alguna droga peligrosa, o peor, víctima de alguna terribla enfermedad mental. De un lado al otro del plano, riéndose de forma histérica. 3) Nunca se encontró al responsable. No dejó rastros. Nunca más pirateó otra señal. 4) El gran final, con Max agachándose y un asistente pegándole con un matamoscas en el culo.

Obviamente ambos canales recibieron miles de llamadas de gente indignada y/o aterrada. Esa noche los niños de Chicago tuvieron pesadillas con Max Headroom y algunos no volvieron a ver televisión en su puta vida.

Es una lástima que no haya vuelto a pasar algo así. Un loco de mierda (o un visionario, un adelantado, un elegido, un extraterrestre) metiéndole el dedo en el culo al poder por televisión, y jodiendo con la mente de los espectadores, simplemente porque puede, porque tiene los medios para hacerlo. Aún más fascinante, un loco que utiliza sus 2 minutos de aire no para pedir paz mundial, no para promover a determinado partido político o determinado producto, sino para contarle al mundo que está muy mal de la cabeza.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Yo lo miro y me acuerdo del tren



The Human Centipede es una película holandesa sobre un ciempiés humano. ¿Qué más se puede decir? El subtítulo "First sequence" implica que habrá secuela. Habrá que ver si se llega a cien.



¿En qué consiste este canto al buen gusto y la cordura cinematográfica? Un especialista en separación de siameses se raya y une seres humanos por las vías digestivas. Sí, así.

No soy un fan de las películas en las que se come caca, mucho menos de las películas en las que se come caca contra la voluntad del comensal, menos que menos de las películas en las que se cose una boca a un ano, pero con una premisa tan demente y enferma puedo hacer una excepción.

viernes, 12 de marzo de 2010

Todo lo que sería pero no soy


> Si yo fuera un documental sobre un junkie-Lennon-wannabe con delirios de grandeza que gusta de golpear a sus compañeros de banda y patear al público en la cabeza (literalmente), sobre una pseudoestrella pop con delirios de grandeza que solo es conocido en Europa, sobre un grupo de forajidos nómades drogadictos alcohólicos, sobre el tambourine man más cool en la historia de la música, que le demuestra a los giles que el rock es actitud, sobre la tambourine woman más cool en la historia de la música, que además se anima a tocar en tetas, sobre dos bandas horriblemente infravaloradas... sería DIG!

> Si yo fuera una asistencia... sería Jason Williams a Raef LaFrentz en el Rookie Game del 2000.

> Si yo fuera una película que captura la escencia de Halloween como ninguna otra, que no tiene miedo de matar niños y que se bancó a los hijos de puta de Warner Pictures que la quisieron boicotear... sería Trick R' Treat.

> Si yo fuera un supergrupo (superbanda suena a ladrones) de metal con conexiones con narcotraficantes en el que llegó a participar el mismísimo Jello Biafra... sería Brujería.

> Si yo fuera uno de los 5 mejores bases en la historia de la NBA, sería Jason Kidd.

> Si yo fuera la hora a la que se publicó este post... sería las 5 de la mañana.

> Si yo fuera un premio Oscar... sería Mejor Actor de Reparto a Christoph Waltz.

> Si yo fuera una película sobre la relación entre un niño atormentado y una niña vampira... sería Let The Right One In.

> Si yo fuera un cuento de Ignacio Alcuri... sería ese de "Si yo fuera tal cosa, sería tal otra".

> Si yo fuera un whisky... sería Golden King.

> Si yo fuera un punteo de guitarra... sería el de "Not If You Were The Last Dandy On Earth" de The Brian Jonestown Massacre.

> Si yo fuera un estribillo... sería Heroin is so passe de "Not If You Were The Last Junkie On Earth" de The Dandy Warhols.

> Si yo fuera la escena más triste que vi en una película... sería Charles Barkley siendo echado de un cancha de basketball por unas adolescentes en Space Jam.

Si yo fuera la forma más trillada de cerrar un post... sería tres asteriscos.

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viernes, 5 de febrero de 2010

Martyrs



Nunca vi nada como Martyrs. Nada. Y eso que vi un montón de películas en mi vida. Martyrs es enfermiza, intensa, filosófica, visceral, elegante, innovadora, provocativa y todo lo que quieras. Pero más que eso, es una experiencia. No importa lo que te digan, no importa que te la cuenten de principio a fin, no importa cuántas reseñas leas. Es más que una película, no sólo se ve, se vive.



No voy a decir nada más. No por vago o porque no me guste escribir o porque no me sienta capacitado. Las palabras no son suficientes para describir esta película. Hay que verla, vivirla y sufrirla.