Mauricio Pereira y Maximiliano Calzada no firmaron contrato con Nacional, y todo indica que no van a firmar. Quedarán libres a fin de año y Nacional saldrá perdiendo por donde se lo mire. Perdemos a dos jugadores con gran futuro y perdemos muchísima plata, millones. Cosas que el club necesita para seguir escribiendo la historia.
Los responsables de esta movida mafiosa son Paolo Montero, Gustavo Méndez y Ricardo Canals. Juntos formaron una empresa, Pro Fútbol, y su principal objetivo es enriquecerse a costa de Nacional y de los demás equipos y jugadores del fútbol uruguayo. Gente que comió por años de la mano sucia del fútbol italiano, cuna de la mafia y la corrupción en el deporte mundial. Partidos y campeonatos comprados y arreglados, lavado de dinero, drogas y prostitución.
La cantidad de jugadores uruguayos que son vendidos al exterior en cada período de pases es enorme. Pero los equipos que los forman, les dan techo, comida, y les hacen un nombre en el ambiente del fútbol se llevan un porcentaje mínimo del dinero que se mueve en esos pases. Los equipo venden su patrimonio al bajo precio de la necesidad. Un 30% por acá, un 50% por allá, cuando los jugadores son botijas que no jugaron ni dos partidos en primera. Si en el futuro son cracks, a llorar al cuartito, porque vos me lo vendiste y ahora yo lo vendo a Italia por quince veces más que lo que te pagué por la ficha y me quedo con toda la plata, y de paso le devuelvo un par de favores a la mafia italiana. Como mi amigo Danielito Fonseca. Y sino no renuevan, y cuando queden libres los coloco en México, y de paso empiezo a tender puentes con los carteles. Y los equipos desde hace años se ven obligados a vender rápido y mal para llegar a fin de mes, para pagar los sueldos, para pagar deudas para poder jugar los campeonatos.
Y no sólo hay contratistas que se llenan de oro. Hay pibes a los que se les promete llenarlos de oro. Y ahí se ven los que juegan por la guita y los que juegan por amor al fútbol y a la camiseta. Calzada y Pereira se acercan cada vez más al primer grupo, los que juegan por un sólo color: el verde. ¿Y qué pasa si terminan como Cardaccio, Viudez, Fornaroli, Arismendi, Flores, Porta o Lodiero? Todos mal vendidos, sin jugar en Europa o volviendo a Uruguay o quedando sin club o quedando en el olvido. ¿Qué pasa si sus representantes, y ellos mismos, se cagan la carrera por un puñado de euros? No importa porque las lacras ya hicieron su negocio. Pierden los que quieren bien al fútbol. Y ganan los peseros, los mafiosos, los que lavan plata a costa de los pibes. Y los equipos se mueren de hambre. Y el fútbol uruguayo seguirá sin chances de volver a ser el de antes.