miércoles, 29 de abril de 2009

domingo, 26 de abril de 2009

Evidentemente la práctica del fútbol a nivel profesional destruye una enorme cantidad de neuronas


El fútbol argentino se ha convertido en un espectáculo bizarro, que cada semana nos intoxica desde allende el plata cual planta de celulosa, con su cóctel de residuos venenosos televisivos. Porque al no competir en nivel con ligas europeas, y no ganar un mundial hace años, de algo tienen que agarrarse los 10 millones de parástos que viven a costa del noble deporte.

Y los cerebrines que cada semana se meten a la cancha le dan de comer a las fieras.

Prueba nº 1: Radamel Falcao le grita el gol a su propia hinchada, que lo puteó a él y a todo el equipo de River Plate (el una vez glorioso, hoy por hoy decrépito River Plate) en prácticamente todos los partidos por lo perros que son, y últimamente por haber quedado afuera de la Copa Libertadores en la fase de grupos (no ganan una desde el 96 y Boca gana una cada 2 años más o menos).

Veer para creer (minuto 1:55)


El gol de Falcao fue para ganarle 1 a 0 a Gimnasia de Jujuy (unos muertos que pelean por no descender, por si hace falta aclarar) en el Monumental con los alcanzapelotas al final encanutando las pelotas para hacer tiempo (uno se comió un pelotazo bien dado en la cabeza, cortesía del arquero de Jujuy). Uno esperaría un gesto de disculpas para con la gente que todavía sigue pagando para ver a River, y que putea por no llorar.

Como cuando Fonseca le hizo la de la orejita a la hinchada de Nacional en un partido con Fénix que treminó 1 a 1 (y qué espantosa casualidad que ambos se apoden "Tigre").

jueves, 16 de abril de 2009

Clásicos son clásicos



Los Mavericks fueron irregulares durante toda esta temporada. Perdieron partidos imposibles pero se mantuvieron a flote con victorias en momentos fundamentales y, lo más importante, haciéndose fuertes en el American Airlines Center.

El sábado empiezan los playoffs y nos encontramos con nuestra némesis, nuestro Joker, nuestro Peñarol, nuestro Soda Stereo, nuestro Bottinelli (sí, soy hincha del sordo).

Personalmente los Mavericks y los Spurs me regalaron la serie de playoffs de NBA más emocionante de mi vida (victoria a domicilio en SA, en alargue, en el séptimo partido), con el plus de que dejamos afuera al campeón y al equipo más sucio de la liga.



Los Spurs juegan sin Ginóbili y sin una rodilla de Tim Duncan, mientras que Dallas se mantiene bastante saludable (hay que ver como está Howard). El factor sanitario está a favor de nosotros. Dirk debería enloquecerlo a Duncan sabiendo de sus limitaciones físicas. Hay que cuidar el tiro de tres y sobre todo, frenar a Tony Parker. Como sea. Es una suerte que nos haya tocado un equipo sin un center tradicional, porque ése es nuestro punto débil. En los cuatro partidos de la temporada regular el pivot titular de los Spurs fue Matt Bonner, que es más chico que Dampier y Hollins, aunque Bonner es más perimetral. Adentro sólo hay que preocuparse por defender a Duncan. Si podemos dominarlos en los pintura, y de alguna manera mantener a raya a los tiradores desde Saturno, todo va a ir bien. Donde no veamos la pelota y dejemos que TP se divierta, y los perimetrales estén encendidos, estamos fritos.

Va a estar lindo por lo parejo y por los antecedentes. Yo creo que depende más de nosotros que de ellos.