martes, 17 de marzo de 2009

À l'intérieur (Para explicarle a tu hijo de dónde vienen los bebés)
























Hace unos años, durante un partido entre Boca y Gimnasia de Jujuy, un jugador de Gimnasia hizo un gol y lo festejó poniéndose la pelota abajo de la camiseta. Un gesto provocativo y malintencionado que provocó la ira de Carlitos Bueno (¿quién más podía ser?), quien no dudó en meterle una piña a la pelota para que el juego se reanudara rápidamente.

Ese acto de violencia tan simbólico probablemente haya sido lo que inspiró a los franceses Alexandre Bustillo y Julien Maury para su ópera prima: À l'intérieur.

Esta, señores, es lisa y llanamente una de las películas más pertubadoras en la historia del cine. La trama ya fue comentada vagamente aquí mismo, pero va de nuevo: Una mujer joven, viuda reciente (a causa de un accidente de auto en el que ella iba manejando) y a punto de dar a luz, es brutalmente acosada en su propia casa por una extraña mujer.

Pocas veces he visto que se mezcle de forma tan perfecta en una película el terror psicológico y el gore. À l'intérieur cumple con creces la tarea de meter miedo sin apelar a sustos repentinos y además es un fucking festín de sangre y tripas. Todo en su medida y a su debido momento.

Las actuaciones de las dos protagonistas son brillantes (aplausos y solamente aplausos para Beatrice Dalle), más aún considerando lo jodido que debe haber sido para las dos interpretar esos papeles.

Y por si fuera poco, la fotografía (a cargo de un tal Laurent Bàres) es sencillamente espectacular, atendiendo cada detalle y jugando con los colores y los contrastes con una sensibilidad rarísima en el género.

À l'intérieur
es una película que pone a prueba la sensibilidad del espectador de la manera más brutal posible. No es fácil recomendársela a alguien que no tenga demasiado interés por el cine de horror, pero es OBLIGATORIA para cualquier enfermo del género que se precie de tal.

lunes, 9 de marzo de 2009

El deporte es estupidez (el periodismo deportivo es muerte cerebral)

En el programa de basket del 12, el periodista Alberto Sonsol elogió la actitud de los hinchas de Atenas, que no generaron incidentes después de quedar afuera de la definición de la Liga, como si el hecho de aguantarse las ganas de arrancar los asientos de la tribuna y tirárselos a alguien o de agarrarse con la policía o de patotear 50 a 1 a un hincha de un equipo que no sea el tuyo fuera algo que debiera destacarse con una condecoración. Ya que no vi el programa completo ni le sigo la carrera a Sonsol (hincha confeso de Atenas), no puedo saber si tuvo alguna palabra de solidaridad con Leandro García Morales, cuya familia fue amenazada por algunos correligionarios de "La voz del gol" que querían asegurarse el paso a la final.

Acá una nota a LGM donde habla sobre ese grato momento que unos amables caballeros identificados como hinchas de Atenas le hicieron pasar.

Hace poco me enteré, escuchando a Darwin, que algo similar le había pasado a Gustavo "De Houston a Palermo sin escalas" Barrera, cuando jugaba para Hebraica en una serie de playoffs contra (oh, las casualidades de la vida...) Atenas. Al Panchi no le importó y la temporada siguiente firmó con Atenas, pero esa es otra historia.

Y en cuanto a Sonsolín, tiene suerte de vivir en un país de subnormales, porque en un mundo civilizado nadie le perdonaría ese comentario tan desafortunado (y también tiene suerte de vivir en un mundo que le da cámara y micrófono a un ignorante como el Toto Da Silveira, que hace que un anciano cuadripléjico y en estado vegetativo parezca Víctor Hugo Morales en comparación).

Hay momentos en los que es mejor callarse la boca... y mandar el chivo de Sirte Toronja.